jueves, abril 10, 2025
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Burgos

Con ganas de más

Articulo de opinión de Jairo Velasco sobre la actualidad del Burgos CF.

Semana de derbi, semana siempre especial. Las redes sociales inundadas de mensajes motivacionales, fotografías de aquel gol de Mourad que hará inolvidable para siempre el partido del año pasado, tertulias de radio y televisión centradas en lo intangible de un encuentro como este. Todo parecía predispuesto para vivir otra noche mágica en El Plantío, porque como se ha dicho tantas veces: “los derbis no se juegan, se ganan”.

La Hinchada y la Federación sabedoras de la importancia emocional del día prepararon sendas previas a la altura de la ocasión. El equipo venía de dos victorias consecutivas fuera de casa que permitían abrir la mente de todos los aficionados a imaginar un resto de temporada sin
techo, porque si bien el juego del equipo es verdad que no termina de convencer, la posición clasificatoria es cómoda, con un playoff que se puede antojar cercano si se consiguen enlazar unos cuantos resultados positivos.

El resto de afición siguió las directrices marcadas, presente ya durante calentamiento para empezar dando grados a la caldera. El “tifo” organizado por La Hinchada del Arlanzón quedará para el recuerdo, aprovechando este foro ya no para pedir facilidades, si no la ausencia de trabas por parte del club para que no haya que esperar otros dos años para volver a disfrutar de algo así. El Himno a Burgos “a cappella” completó una atmósfera insuperable para lo que debía ser un día de fiesta provincial.

En cuanto se escuchó el pitido inicial el Burgos salió alentado por los decibelios de un estadio que lucía como nunca. Presión muy alta, con una línea defensiva casi en medio campo y que ahogaba cualquier conato de contraataque del equipo rojillo. Esto le permitió acumular tres buenas ocasiones en segundas jugadas que hacían atisbar un partido vibrante; pero nada más lejos de la realidad.

Esta intensidad se fue difuminando, el Mirandés adelantó posiciones sin generar demasiado peligro, ante un Burgos bien colocado y con contundencia en parcela defensiva, con ambos centrales mostrando el nivel al que nos tenían acostumbrados en la pasada campaña, pero que
no encontró área rival con facilidad si no era por medio de los dos extremos, Sancris y Ojeda, que se mostraron bastante dinámicos y verticales sobre todo en la primera mitad.

Así llegó el descanso y lo que nos trajo no fue muy diferente. Dos equipos muy respetuosos y que tenían miedo a perder el botín inicial, y es que las estadísticas en este fútbol están muy estudiadas y no suelen fallar: el Burgos gana el 90% de partidos en los que se pone por delante en el marcador, y el equipo jabato llevaba diez partidos consecutivos anotando. El que se adelantara tenía muchas papeletas de llevarse el +3 y los entrenadores prefirieron no sacar los pies por debajo de la manta.

Aquí se le puede achacar a Bolo poca valentía, y más sumado a ser un derbi en casa. El cambio de un desacertado Mumo por Andy daba un paso atrás en el dominio de la fase ofensiva del partido, jugándose todas las cartas en una posible acción a balón parado, que estuvo a punto de concretarse en el descuento.

La afición echó de menos que el equipo se echara hacia delante haciendo explotar las gradas. En eso esta parroquia es imbatible, haciendo temblar a cualquier enemigo que tengamos en frente. El componente emocional de estos días probablemente supere a todo argumento futbolístico que se pueda proponer y nos quedamos con la sensación de habernos dejado energía en el tintero.

Nuevamente el equipo se mostró muy dependiente tanto de Curro como de Matos, muy bien controlados por la defensa del equipo de Miranda de Ebro, con continuas ayudas en caso del onubense, y con un marcaje al hombre al lateral sevillano por parte de un Ilyas Chaira del que se sacrificó su potencial ofensivo por una persecución continua en cada incorporación del blanquinegro.

Quería hacer una mención especial al colegiado Ais Reig, porque aunque en otras ocasiones sus actuaciones hayan sido muy criticadas, en este partido firmó una dirección de partido a mi parecer prácticamente impecable. Marcó un criterio equitativo para ambos equipos, dejando jugar y no cayendo en simulaciones. Son el colectivo más criticado en el fútbol, pero cuando tienen una buena actuación son los eternos olvidados.

Por último, una reflexión. Un derbi, conceptualmente, es sinónimo de rivalidad, incluso de enemistad y de odio, pero por suerte, en el día de ayer fue ejemplo de deportividad, porque no tiene sentido que sea de otra manera. El gesto de las peñas del Mirandés con la burgalesista peña Santa Mónica ofreciendo un merecido homenaje a Piné esperemos que sea un punto de inflexión para alcanzar la máxima armonía posible.

Último partido en casa de un año 2023 extraño, con muchas emociones pero por suerte tranquilo en lo deportivo. Aún nos quedan dos visitas muy difíciles para cerrar el telón al año natural, con las perspectivas de rascar lo máximo posible e iniciar el año nuevo con bonitas perspectivas. Cartagena ya entre ceja y ceja con el reencuentro ante un gran amigo que está intentado resucitar a un muerto, al que intentaremos echar una palada más de tierra.

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