Comentario de opinión de Jairo Velasco sobre la actualidad del Burgos CF
Pocos deportes son menos entendibles que el fútbol. Una disciplina con multitud de variantes, especialista en romper cualquier tipo de predicción y con tendencia a destrozar las opiniones de cualquier periodista que se atreva a elucubrar el futuro.
No hay que mirar muy lejos para dar ejemplo a este párrafo de apertura, este Burgos es el botón que buscamos de muestra. Un equipo que hasta hace un mes fuera de casa parecía frágil mentalmente como un cristal, al que además de los deméritos propios se le acumulaban los despropósitos para hacerle sucumbir partido tras partido, daba igual el rival, sabíamos antes de empezar cual iba a ser el final.
Pero esto ha cambiado. Un equipo con un guión mucho más claro fuera de El Plantío, con las miras puestas en reducir errores, acumulando esfuerzos en campo propio con el objetivo de contragolpear con efectividad. Un aroma que recuerda a lo vivido el año pasado, en el que los regalos al rival eran muy pocos y doblegar al equipo era ardua labor.
El sábado nos enfrentábamos a quien nos enseñó a competir, a quien nos hizo soñar con sus mensajes y nos empujó a creer que aún siendo pequeños no debíamos temer a nadie. Un rival en una línea muy positiva, reforzado psicológicamente al verse a escasos puntos de la salvación cuando desde el arranque de la competición parecía haber comprado muchos boletos para pertenecer a la Primera Federación.
El conjunto de Bolo se plantó muy serio en Cartagonova, con una medular renovada que se mostró superior desde el pitido inicial, sumando múltiples ayudas y buen criterio en las salidas. En esta labor destacó Kevin Appin, futbolista al que ya le hemos visto sus talentosas capacidades pero que no termina de hacerse con un hueco en el once inicial, y que oxigenó con sus arrancadas las salidas blanquinegras.
Atienza también estuvo impecable en su función; El madrileño pese a haber jugado algo más de la mitad de los minutos de esta temporada es el tercer jugador con más recuperaciones del equipo y esto habla muy bien de sus aportaciones cada vez que pisa el verde. Su trabajo dio solidez a una defensa que parece que estar recuperando sensaciones de tiempos pasados, en la que fue la cuarta portería a cero consecutiva en liga, algo nada fácil en esta categoría.
Aunque si bien todo el conjunto fue una orquesta bastante coordinada, hay que destacar a un solista que al igual que el equipo parece estar resucitando de una mala racha. No puedo estar hablando de otro que no sea Alex Bermejo. El catalán parece haberse liberado de lo que le atenazaba y no le dejaba mostrar todo lo que nos enseñó en aquel Burgos – Málaga que abrió la pasada campaña, encandilando a toda la afición. Cuatro goles en los últimos tres partidos, aprovechando sus dos titularidades y queriendo ser algo más que una alternativa desde el banquillo.
Este martes a las 21:30 de la noche cerraremos un año 2023 en el que futbolísticamente hemos tenido de todo; El primer trimestre en el que creímos que la machada era posible, un tramo final de desilusión pero con mucha tranquilidad, los cambios del verano, la montaña rusa y finalmente el crecimiento que hemos visto en este último mes. A estas alturas estar a diez puntos del descenso y a dos del playoff se antojaba harto complicado, pero ahora las ilusiones han vuelto a crecer y el Stage Front Stadium dictará si podremos pedir otra dosis a Sus Majestades de Oriente.
Para cerrar quiero dedicar un párrafo de opinión a la inminente venta del club. Todo aficionado entiende que desde que votamos la conversión a Sociedad Anónima Deportiva, el club pasó a ser una empresa privada en el que los de la grada pasaríamos a tener una importancia simbólica, pero cualquier dirigente que lo entienda así estaría profundamente equivocado. La transparencia no es el fuerte de este grupo Yucon, que si bien no dudan en golpearse el pecho recordando que salvaron el club después de haberlo vendido a cambio de nada, se olvidan del aficionado que ha estado allí apoyando deportivamente, dejando en segundo plano lo institucional.
Un club sin afición no tendría ningún tipo de sentido, y una vez más estamos siendo ninguneados.