Artículo de opinión de Jairo Velasco en la previa del inicio de temporada del Burgos CF en LaLiga Hypermotion
(Fotografía: JARCHA)
Restan escasos días para que la pelota vuelva a rodar en El Plantío. Poco tiempo ha pasado desde que pusiéramos el punto y final a una espectacular temporada en la que nos faltó muy poquito para redondearla de sobresaliente. Una maratón de cuarenta y dos jornadas que se nos atragantó en los últimos kilómetros y nos impidió entrar en la lucha por las tres medallas que daban derecho a jugar en Primera División.
Poco más de dos meses desde ese último partido en Alcorcón en los que hemos tenido alegrías y penas, despedidas y llegadas, propias de una pretemporada y a las que deberíamos estar acostumbrados, pero que no dejan de ser dolorosas.
Despedía mi último comentario de la temporada pasada dando las gracias a todos esos jugadores que habían vestido la camiseta del Burgos por última vez, y aún sin saber quiénes iban a ser esas caras, el agradecimiento se podía hacer extensible a todos. Una plantilla de la que, tras muchos años de falta de apego hacia los que llevaban nuestro escudo en el pecho, nos pudimos sentir orgullosos, porque esta generación de jugadores permanecerá en el recuerdo de muchos, convirtiéndose algunos en leyendas contemporáneas del club.
Unos vienen y otros llegan; Y Michu, junto a todo el equipo que lo acompaña, siguen trabajando despacio pero con buena letra, tal y como nos tiene ya acostumbrados. Aún faltando piezas importantes por llegar parece que puede estar confeccionando la plantilla más competitiva que los ojos de mucho socios hayamos visto, al menos a nivel técnico. Jugadores jóvenes pero ya contrastados con los que hasta hace poquitos años no nos hubiesen relacionado ni en los bulos más inverosímiles de la redes sociales.
El club está creciendo, y con él las exigencias y las expectativas. Desde propiedad y dirección deportiva se ha pregonado el mensaje de que este es el año en el que debemos dar el paso adelante, ese impulso que nos deje de relacionar con el play-off como sorpresa, para empezar a hacerlo como firme candidato. La ambición y las intenciones son innegables, rechinando a los acostumbrados a la austeridad y promesas incumplidas.
Perspectivas peligrosas en el año en el que más competencia deportiva se prevé en una Liga Hypermotion de por sí impredecible. A los ya habituales “cocos” que pierden la categoría más alta del fútbol nacional, con presupuestos intratables y plantillas plagadas de jugadores que no suenan para nada a Segunda División, se suman cuatro ascendidos con grandes masas sociales que no están pensando para nada en simplemente salvar la categoría en su vuelta al fútbol de plata.
Un año futbolístico seguro repleto de grandes emociones por delante, en el que El Plantío ha de ser un factor fundamental que de nuevo marque la diferencia deportiva, además de seguir siendo la envidia de quienes nos visiten. El domingo arranca también el año dos de la era Bolo y tendrá que concretar las buenas sensaciones de la pretemporada con los primeros puntos en nuestro casillero, providenciales para convencen a esos que puedan terminar de cerrar una plantilla que de momento gusta, y mucho, al vasco.
Para cerrar esta opinión quería mandar un mensaje de apoyo, pero también unas palabras de reprimenda. Apoyo para los trabajadores del club, que pese a haber demostrado entrega y dedicación a estos colores, ayudando siempre en todo lo que estaba en sus manos, y muchas veces dedicando parte de su tiempo libre al Burgos Club de Fútbol han sido inesperadamente despedidos recientemente. Hablo de David y Natalia a los que quiero expresar mi agradecimiento por el trabajo que habéis desempeñado intentando que el club fuese cada día un poquito más grande, además consiguiéndolo.
En el lado contrario, directiva y afición. A la propiedad recordarla que un equipo de fútbol no es una empresa convencional, donde se pueda hacer y deshacer al antojo de quien pone el dinero, porque en este caso hay mucha gente detrás que estaban antes de ellos y estarán cuando se vayan. Aquí, las personas valen más que los negocios. Y a la afición porque ante una noticia así hay que mostrar públicamente nuestro rechazo, no podemos caer en la impersonalidad que hemos demostrado ante gente que trabaja por el bien de nuestro escudo muy por encima del sueldo que cobra.