Comentario de opinión de Jairo Velasco sobre la actualidad del Burgos CF
El fútbol ha evolucionado en los últimos años probablemente más de lo que lo había hecho en décadas. Ya es muy difícil encontrarse a dos rivales iguales, que planteen ideas sencillas o que evoquen a aquello que se llama “fútbol clásico”. Estamos en una nueva era en la que toda la información disponible hace muy difícil pillar por sorpresa a un rival, sustituyendo pizarras por datos y entrenadores por el significado más puro de “técnicos”.
Sólo han transcurrido tres jornadas de este nuevo año futbolístico y nos hemos enfrentado a tres rivales con tres estilos de juego totalmente diferentes, cada uno con un planteamiento muy particular, poniéndonos en apuros de maneras distintas. Pero al que aún no hemos visto personalidad es a nuestro club.
Un equipo mecido por los rivales, adaptándose a sus fortalezas sin una directriz reconocible. Y no es algo que se oculte; Bolo reconoció en rueda de prensa haber cambiado el dibujo para intentar frenar a un rival que, aunque hay que valorar que está muy trabajado y tiene muy claro su estilo de juego, acaba de ascender de categoría.
Los corrillos de aficionados que cabizbajos abandonaban las proximidades de El Plantío tras la finalización del partido echaban en falta esa personalidad, una idea sobre la que gire el planteamiento y que aunque cambien las piezas, el guión vaya a ser más o menos el mismo. Esto acaba de empezar y sabemos lo larga que es esta competición y lo que pueden cambiar las cosas de aquí a mayo, pero con septiembre recién estrenado nadie puede afirmar que sabe a lo que juega el Burgos.
En el lado contrario de la moneda está el Castellón. Un equipo inusual en la categoría, empezando por un entrenador no hispanohablante y continuando por una plantilla, elaborada en base a la inteligencia artificial, en la que predominan los jugadores internacionales, muchos de ellos nacidos en países que costaría entrar en el mapa. Un planteamiento muy bien definido y una apuesta muy valiente, dejándolo claro desde el primer minuto de partido en el que vimos hasta donde estaban dispuestos a arriesgar.
Aún así, como este deporte puede que sea el único en el que siendo inferior durante todo el encuentro puedes llevarte la victoria al casillero, tuvimos ocasiones como para haber puesto el marcador a nuestro favor y así haber cambiado el rumbo del partido. En las dos jornadas anteriores nos mantuvo en pie la efectivad, esa herencia de la temporada pasada con la que no había que llegar prácticamente al área rival para hacer un gol, pero la pólvora se humedeció y todas esas buenas oportunidades se fueron por el sumidero.
A nivel personal, echo también de menos un poco de lógica. Me provocó especial ilusión ver en el once inicial a un Hugo Pascual que ha hecho una pretemporada fantástica, pero mucho mejor hubiera sido verle en su posición el día de su debut, y más a sabiendas que la decisión de sentar a Florián fue puramente futbolística. La misma sensación tuve en los últimos minutos cuando para buscar la remontada la solución fue colocar a Sancris y Córdoba como laterales, que desde luego no ayudaron demasiado al equipo en posiciones totalmente ajenas para ellos.
La próxima parada estará en Huesca. No parece que sea la mejor salida para enmendar esta derrota ante un conjunto oscense que hasta el momento ha pintado sus tres partidos de verde. Confiamos en que con la llegada de los nuevos fichajes la base se empiece a consolidar y podamos disfrutar de un equipo con más carácter, provocando que sean los rivales los que cambien su estilo de juego al cruzarse con nosotros en el calendario.
