Comentario de opinión de Jairo Velasco sobre la actualidad del Burgos CF.
Se anunciaba una semana crucial; Tres partidos en siete días que marcarían un antes y un después en el devenir de una temporada que aunque no ha arrancado hace mucho, ya está en un punto donde aquello de la adaptación de las piezas no sirve como excusa; Ese punto donde las ideas del proyecto futbolístico deben dejar de vislumbrarse para empezar a ser reconocibles, un eje sobre el que giren todas la decisiones.
Nos enfrentamos a un equipo antagónico, un equipo con un sistema muy claro e irrenunciable, en el que los nueve cambios en el once inicial realizados respecto a su partido en la jornada intersemanal no desdibujaron su ideario, porque principales y suplentes se rigen por una filosofía marcada y comandada por su entrenador, que allí donde va busca piezas que encajen a la perfección en su puzzle mental.
Dos días para metamorfosear un equipo hundido después del decepcionante partido frente al Racing de Ferrol, donde la oportunidad que se nos planteaba de dar la vuelta a la tortilla solo nos generó más dudas que las que ya de por sí trajimos de Albacete. Dos días en los que las escasas pinceladas de lo que podía ser el credo bolista cambiaron radicalmente para mostrar un giro de ciento ochenta grados en el planteamiento.
Muchos comprenderán la decisión de un entrenador que no ha dado con la tecla en lo que va de campaña y que intenta protegerse ante un oponente muy especial. Pero no valen de nada los cambios sin convicción, sin esa capacidad de creer a ciegas un mensaje que se convierte en dogma y que cuando lo físico se agota, lo mental sea más fuerte que cualquier agotamiento corporal.
Lo reflejado en el campo no deja de ser fruto de lo mencionado en el párrafo anterior. Una primera parte que no hace dignidad de la categoría en la que estamos, a merced de un Elche que no encontraba oposición ante la descoordinación burgalesista, que por más que se empeñaba en acumular hombres en el último tercio de campo no era capaz de frenar el abuso al que se estaba viendo sometido.
Un punto en todo el mes de octubre deja constancia de lo que no es una casualidad. La plantilla no es mala como ya se está empezando a plantear, pero mientras nuestros rivales van aumentando el nivel grupal, nosotros seguimos confiando el resultado a chispazos de nuestros mejores jugadores. Una cuesta abajo en la que cada vez la pendiente va siendo mayor y los medios para salir de allí cada vez son más limitados.
Muy recomendable escuchar la rueda de prensa post partido para ser conscientes de la situación real. Un Bolo con la voz rota, en el que las mismas dudas e incoherencias plasmadas en el verde respondieron a las primeras preguntas, pasando a un alegato introspectivo compungido por las críticas hacia la eficacia de su trabajo al frente de un proyecto anunciado para mirar a la parte alta de la clasificación y que ha acabado como colista en la tabla parcial de este mes.
Ya suenan abiertamente nombres de sustitutos y la afición también muestra la necesidad de un cambio. Pero ya sabemos que el fútbol puede dar un vuelco de una semana a otra, y aunque ahora parezca altamente improbable, el temible calendario que tenemos por delante puede aumentar un nivel de exigencia que parece haberse perdido en las últimas fechas. Entre medias un partido de Copa del Rey en el que estamos obligados a pasar de ronda, pero que de perderse, teniendo en cuenta rival y situación, debería poner fin a una era.