Comentario de opinión de Jairo Velasco sobre la actualidad del Burgos CF.
Se ha hablado mucho sobre la imprevisibilidad de este deporte, múltiples factores que desafían a la lógica y hacen quedar de ignorante a cualquiera que se atreva a hacer un vaticinio por más horas y horas de fútbol que haya consumido en su vida. Una aleatoriedad que nos está tocando vivir esta temporada, con sensaciones enfrentadas y difíciles de asimilar, en las que cada jornada nos hundimos un poquito más en nuestros errores.
Quién nos iba a decir tras esa sexta jornada en la que logramos aquella histórica victoria en Riazor casi medio siglo después y nos situábamos en la zona de ascenso directo, que apenas nueve jornadas más tarde ocuparíamos puestos de descenso de categoría, sufriendo una sangrante racha de puntuación no comparable con ninguna otra sufrida por nuestro club en el fútbol profesional desde nuestra vuelta.
Cien por ciento fe, cero por ciento posibilidades en nuestra visita a Santander. La corriente positivista en torno al “Sardinerazo” que surgió para levantar el ánimo de nuestros jugadores emanaba mas del corazón que de la cabeza, y a los diez minutos de partido, por si había alguna duda, se confirmó. Duele escribir esto, pero fuimos un rival de entrenamiento para un Racing con la ideas muy bien interiorizadas, frente a un equipo dubitativo y nervioso, títere ante un escenario que le quedó grande y que afortunadamente la expulsión nos salvó de lo que podía haber sido un resultado sonrojante.
Espejismo quedarse con las sensaciones de que en la segunda parte pudimos hacer algo más, cayendo una y otra vez en las trampas que nos planteaba el equipo cántabro. Lección de personalidad y fidelidad a sus principios aunque el desarrollo de partido te ponga dificultades añadidas. Un conjunto trabajado para estar arriba, guiados por un entrenador que, sin demasiados focos, muestra argumentos que no se ven en el resto de equipos y elaborando una plantilla conforme a lo que necesita.
Ramis pedía profesionalidad, yo apelaba más por la dignidad, respeto hacia aquellos que no dudaron en remover Roma con Santiago para hacerse con una entrada para animar a su equipo por muy difícil que pareciera la gesta de volver con algo positivo. Un día más ellos son los únicos que dan la talla por el Burgos.
Se suele decir mucho eso de que en el fútbol la memoria de poco importa, pero nosotros parece que salimos con un lastre mental a cada partido que cada vez es más grande. El aire fresco que aportó con su llegada el entrenador tarraconense pareció esfumarse con la brisa del cantábrico, y aún siendo crítico en sus declaraciones, también aparecieron las primeras disculpas acordándose de la suerte.
Lo pongo semana tras semana, pero no queda otra opción que levantarse y tiempo hay más que suficiente para hacerlo. Estoy convencido de que no tenemos plantilla ni esquema para pelearnos con los gallos de la categoría, pero tampoco la tenemos para mirar con vértigo a la primera federación.
Volvemos a El Plantío para enfrentarnos a un Eibar que tampoco llega en su mejor momento y en el que debemos fijarnos para saber lo que es dar la vuelta a una situación complicada. El año pasado también nos visitó en el primer tercio de temporada en una situación similar a la nuestra y optando por un modelo sin demasiadas florituras acabó tercero.
Porque cuando las cosas no van bien, lo mas sensato es optar por lo simple y a partir de ahí ir creciendo con una buena base. Ese ha de ser nuestro patrón para salir de esta situación complicada, porque si hemos disfrutado juntos en las buenas, juntos también debemos de estar en las malas.