Comentario de opinión de Jairo Velasco sobre la actualidad del Burgos CF
Estamos abonados a sufrir. Noventa minutos que se convierten en una eternidad cuando cada uno de ellos lleva consigo una aroma de incertidumbre en el que la moneda se tambalea elucubrando un final incierto. Nervios en el verde y en las gradas desde el pitido inicial a la espera de lograr un estallido de alegría que de paso a más de lo mismo para no perder lo conseguido hasta que finaliza el encuentro.
Afortunadamente de nuevo nos bastó con un chispazo para dar el suficiente impulso al azar y que la suerte nos volviera a mirar a los ojos, pero fue uno de esos partidos que como se suele decir entre aficionados: “quita vida”. Es difícil exigir a un equipo que intenta sobrevivir ante una situación inesperada, adaptándose a un plan que no era el inicial, y El Plantío está comprendiendo que es el único camino para salir de esto.
Cuarta portería a cero consecutiva en casa y diez de los últimos doce puntos disputados en nuestro estadio. Los números defensivos, que nos habían hundido en una sangría de puntos desde la jornada seis, innegablemente han mejorado. Una defensa que ya es reconocible en cada partido, y aunque con margen de progreso, parece encajar cada jornada un poco mejor en un puzle, en el que si sumamos al portero, cuatro de las cinco fichas son nuevas.
Este no es el juego que queremos ver, y ahí coincidirá casi la mayoría de aficionados blanquinegros, pero en la carta de presentación de Ramis la sobriedad atrás es la base sobre la que crecer; Y tras un inicio con titubeos donde intentó ser más protagonista con el balón, reparó en que el “quid” para sumar puntos residía en que en los partidos pasaran pocas cosas, pese a que eso significara castigar al aficionado con un fútbol muy poco atractivo.
Y como no podía ser de otra forma, este domingo la agonía se prolongó hasta el tramo final, en el que el Burgos suele anotar la mayoría de sus goles, porque aún sin muchas armas, este equipo no doblega hasta el final. El de siempre, como no podía ser otra forma, nos dio con su cabezazo una bombona de oxígeno para mirar a los puestos de descenso con cierta distancia de puntuación, pese a que solo estén a dos escalones clasificatorios.
Es curioso que en las situaciones más complicadas siempre emergen los mismos personajes. Esos jugadores que aunque no estén en su mejor nivel, mantienen ese aura de oportunismo que les hace estar en el momento y en el lugar. Curro Sánchez es nuestro jugador franquicia por méritos propios, y si bien hay que reconocer que su nivel está siendo peor que el de la temporada pasada, está sujetando con su sangre y rabia a un equipo en el que pocos más están sacando pecho.
Nuestra particular lotería ha caído en forma de tres puntos que van a hacer pasar unas navidades más desahogadas en lo deportivo, pero que no cabe duda que van a ser convulsas en lo que a noticias se refiere. Un mercado que se plantea muy movido y en el que habrá salidas y llegadas muy reseñables y que probablemente dibujen un Burgos muy diferente de cara a la vuelta de vacaciones.
La segunda división nos está demostrando que es impredecible y que suele ganar el que tiene las ideas más claras. Tres semanas para descansar cuerpo y cabeza, porque si algo está claro es que aún nos va tocar remar mucho para quedarnos un año más en el fútbol profesional.
