Comentario de opinión de Jairo Velasco sobre la actualidad del Burgos CF.
Resulta curiosa, por llamarlo de alguna manera, la forma a la que se trata hoy en día al socio en la mayoría de los clubes de fútbol. Cuando hay que pasar por taquilla por el mes de agosto todos somos importantísimos, la base de un proyecto que no se entendería sin su afición y de la que no se duda en sacar pecho cuando es galardonada como una de las mejores de la categoría.
Más allá de eso todos sabemos que se nos tiene en cuenta entre cero y nada para el resto de decisiones. El que paga manda, y hasta ese punto todos somos conscientes, pero el que paga también tiene que saber que sin los que todos los fin de semana acuden a El Plantío, nada de su proyecto tiene sentido.
Esta directiva vino haciendo bandera de transparencia en contraste al oscurantismo que habíamos vivido en los años de los tan burgalesistas amigos de Yucon y por momentos parecían cumplirlo con sus numerosas apariciones públicas explicando con detalle a los aficionados todas las decisiones que se iban tomando en el proyecto. Y a partir de aquí viene mi dicotomía entre comprender al que pone el dinero y mi posición como aficionado.
No pude comprender la grandilocuencia en la presentación de la plantilla como una de las más competitivas para disputar el ascenso directo, en contraposición a lo que hasta entonces habíamos visto en las cautas palabras de la dirección deportiva en las temporadas que llevan en Burgos. Y más a sabiendas de la aleatoriedad de esta competición, en la cual tener la mejor plantilla no te asegura para nada el éxito por el mes de mayo.
Tampoco comprendí la incorporación de jugadores como Lisandro o Thomas, muy alejados del mercado que se solía sondear en las últimas temporadas y con trayectorias deportivas en clara decadencia, demostrando el tiempo que su éxito era una posibilidad muy remota. Como resultado obtuvimos una plantilla poco compensada en la que en muchas posiciones dependíamos de un solo jugador, teniendo “over booking” en otras parcelas del campo.
Y por si aún alguien tenía dudas de si había que cambiar cosas de cara a la segunda vuelta, la propia presidencia se encargó de dar nombres y apellidos de los jugadores que saldrían antes del inicio del mercado de fichajes, esperando a lo que ofrezca el mercado para completar dichas vacantes.
Loic se ausenta repetidamente de los entrenamientos y no hay explicaciones, Lisandro aparece con la ropa de su nuevo equipo en redes y nosotros aún no tenemos noticias por parte del nuestro, Alex Sancris pisa aisladamente el césped ante su más que lógica y probable marcha y el aficionado no sabe nada. Sumamos una tras otra y tras otra y la lista de los asuntos sin explicación cada vez se hace más grande.
Me alarma que de repente nuestro mercado de fichajes haya pasado de lo conocido por Michu al inmenso continente sudamericano mientras el resto de equipos contra los que vamos a competir por el descenso se van reforzando con jugadores experimentados y con conocimiento de esos momentos críticos en la categoría. Porque ojala se harte a marcar goles con nuestra camiseta, pero un delantero de la segunda división uruguaya no parece que sea la solución a los problemas.
Está faltando la lógica que tanto había imperado desde la llegada del asturiano, y eso, no puede dejar de preocuparnos.
